Recordemos que practicar Mindfulness es la invitación a prestar atención de forma intencionada, al momento presente y no juzgar aquello que surge.

La mente clasifica, ordena, opina

  • Esta foto me gusta, esta no me gusta
  • Esta es una buena idea, esta otra es mala
  • Esta persona me gusta, esta otra no.

Nuestra mente tiende a clasificarlo todo y ello trae aparejado una reacción en cadena.

  • Si no me gusta, tiendo a rechazarlo
  • Lo que me gusta, me apego y quiero que continúe en mi vida
  • Aquello que me es neutro, tiendo a ignorarlo

No hay nada de malo en clasificar, nos ahorra energía y podemos estar más con lo que necesita ser atendido. No juzgar nada tiene que ver con el desarrollo del tan necesitado pensamiento crítico. De eso hablaremos en otra entrada.

El punto en cuestión radica cuando nos dejamos llevar por esta corriente incesante de juicios, basados en nuestras creencias y prejuicios.

Es importante recordar que, muchas veces, juzgamos en base a cómo nos sentimos en un momento determinado.

Si me siento confiada y feliz, muy probablemente, juzgaré todo lo que viva desde una perspectiva más positiva, mientras que en un día de bajón anímico mis juicios también serán más bajos o negativos.

A veces, incluso sobre el mismo hecho, persona o cuestión tenemos un juicio diferente según cómo nos sintamos. 

No juzgar al juzgador 

Es muy habitual que al practicar el sentir tu respiración, al poco tiempo te notes alejada y pensando en algo. Y puede que te digas: «esto no es para mi», «no soy lo suficientemente buena para esto», «esta práctica no me está ayudando».

Observa cómo estos son sólo juicios, opiniones que tiene tu mente.

Y recuerda que es bueno aplicar este principio al descubrir que tu mente está juzgando.

En resumen: no hace falta que te juzgues por descubrirte juzgando.

Estos son sólo alguno de los ejemplos más comunes de lo que ocurre en tu mente cuando el juicio tiene «pase libre».

Por qué es importante esta actitud

Al practicar no juzgar, podemos relacionarnos con la experiencia de forma directa. También nos da la tranquilidad de abrirnos a posibilidades que si ya vamos con un juicio previo, tal vez, no tendríamos.

¿Nunca te pasó de pensar que alguien no valía la pena y luego de conocerla más terminó siendo una persona valiosa en tu vida?

No juzgar te ayuda a cultivar una mente en calma

¿Te has dado cuenta cuánto pesan tus juicios y cuánto estrés te traen?

Un claro ejemplo es cuando estamos juzgando una situación desde el miedo y proyectamos una situación futura basándonos en ese juicio.

El resultado es sentirnos ansiosas, queremos que la situación pase pronto.

Te permite ver con más claridad

Los juicios que hacemos suelen ser como un velo que cubre todo lo que toca. Muy probablemente, no estemos en contacto con lo que realmente hay ya que nos dejamos llevar por esa apariencia a-priori.

Abrirte a experiencias más ricas

Cuántas veces te pasó de dejar de hacer algo porque creíste que no era para ti, que incluso podría ser negativo. Pasado el tiempo, al probarlo, notaste que sí era algo bueno y enriquecedor en tu vida

Ideas para practicar esta actitud

Hazte consciente de tus juicios y opiniones

Es decir, observa cuántas veces estás en actitud de rechazo, de apego o de neutralidad ante lo que sea que estés experimentando.

Cuando realizamos un práctica de meditación, la mente no tardará en enviarte mensajes tales como: «estoy incómoda», «me aburro», «oh que guay y bonito se siente estar aquí en silencio», «esta práctica parece no terminar nunca», «esto no es para mi», etc.

Lo importante es que puedas darte cuenta de este juzgar continuo de tu mente.

También es probable que puedas ver cómo nuestros juicios tienden a ser en términos de blanco y negro, es decir, sin términos medios.

¡Atención! Es probable que te juzgues por descubrirte juzgando… Esto es completamente innecesario, simplemente observa el descubrirte juzgando y regresa tu atención hacia donde te habías propuesto ponerla.

Practica la mente de principiante

Esta te ayudará a permitirte ver lo que surge en el momento presente sin el velo de los juicios.

Recuerda que se trata de verlo como si volvieras a ser pequeña, puedes dejar atrás tus expectativas y todo lo que ya «sabes» sobre ese algo que se pone delante de ti.