Quiero meditar pero no quiero “empezar a meditar”

¿Te pasa que mucha gente a tu alrededor, está comentando acerca del mindfulness o de los beneficios de meditar?

Y, que si bien lo encuentras interesante, no te decides a empezar.

Siendo muy joven descubrí que la idea de meditar me atraía mucho y conocía algunos de los beneficios que aportaría a mi vida.

“Tengo que meditar” y “Debería meditar” eran frases que resonaban en mi cabeza pero no tenía tiempo para eso. Cuando tenía un rato libre lo dedicaba a mirar la tele, leer un libro, ver una peli, estar con amigos.

Mi interés por el mindfulness, la meditación y otras prácticas era puramente intelectual. Leía libros, me informaba de lugares donde practicar e incluso, pensaba en apuntarme a alguna clase. De vez en cuando iba a un retiro o una reunión, eso era lo máximo que podía practicar. La verdad es que creía que me aburriría.

La idea de sentarme a “hacer nada”, no era para mi. Quería “hacer” cosas que me gustaran, que me divirtieran!

Era de las personas que adoraba la idea de meditar pero que no quería empezar a hacerlo!

Hoy por hoy, la práctica se ha vuelto parte de mi vida. Y no hablo de sentarme horas a meditar como un monje. La actitud meditativa es algo que puedes incorporar en tu día a día, en tus actividades simples y cotidianas, casi sin darte cuenta.

Si sientes que lo anterior te resuena, te invito a reflexionar sobre estas frases que tantas veces nos repetimos.

“No sé por dónde empezar”

Si no sabes por dónde empezar, entonces sólo comienza!

En las reuniones de mindfulness, los instructores suelen decir “ sólo hazlo”. Y es verdad. No tienes que hacer nada especial. Sólo sentarte un momento y permitirte sentir.

Dirigir tu atención a la respiración es una manera sencilla de comenzar la práctica. Empieza de a poquito, no te pongas un objetivo demasiado alto.

Date primero unos minutos, luego ve añadiendo tiempo.

Y esta reflexión viene acompañado de la frase que tantas veces repetimos:

“No tengo tiempo!”

¿Verdad que no te pones a correr una maratón sin antes haber entrenado lo suficiente?

Conseguir meditar durante horas o media hora se consigue de a poco.

Empieza con 10 minutos. Todos estamos demasiado ocupados con la vida misma pero te aseguro que todos tenemos 10 minutos al día para dedicarlos a sentir nuestra respiración u observar la actividad de nuestra mente. Seguramente, la mayoría de nosotros, pasamos más tiempo en internet o viendo las noticias, por no hablar de mirar la vida de los otros en las redes sociales!

“No sé cómo meditar” “No se me da bien” “No soy buena para esto”

Si crees esto porque cada vez que te pusiste a meditar, notaste, te diste cuenta que tus pensamientos no paraban… entonces lo estabas haciendo muy bien!

No se trata de poner la mente en blanco -Teniendo en cuenta que tenemos miles -sí has leído bien- de pensamientos al día, esto es casi imposible.

Observa la actividad de tu mente, observa cómo los pensamientos van y vienen: futuro, pasado, lista de compras, la escuela, el trabajo, las relaciones afectivas, los deportes, la serie que miras, los “tengo que”… la lista es interminable.

Cada vez que te des cuenta que estás pensando, te estarás volviendo más consciente, estarás practicando la atención plena, el mindfulness.

La práctica del mindfulness o la meditación se puede hacer de muchas maneras. No sólo sentándote en silencio. Puedes caminar de manera consciente, puedes simplemente cortar el pan y poner todo tu atención en ello. La lista de ejemplos es tan larga como actividades realices en el día. A cualquiera de ella le puedes poner atención plena y transformarla en una meditación, lo que cuenta es tu actitud meditativa. También puedes probar con repetir un mantra u oración.

Las opciones son infinitas. Prueba una, después otra y otra y así incorporarás el mindfulness en tu cotidiano.

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